Nos complace presentar GATO, una galería cofundada por Axier Villanueva y Óscar Florit. Ubicada en el centro histórico de Lima, Perú, esta plataforma artística dinámica busca llevar a cabo una programación ambiciosa a nivel institucional dentro de un contexto comercial único. Con la mirada puesta en el escenario internacional, GATO se compromete a introducir prácticas creativas innovadoras y nuevas perspectivas curatoriales, exhibiendo artistas por primera vez en Sudamérica, mientras también genera diálogos con la vasta escena artística de Perú y su rica historia. El espacio que dará visibilidad a la misión de GATO será su recién renovado espacio de exhibición de 140 metros cuadrados, ubicado en un edificio de estilo republicano de 1895. Con vistas a la Plaza Bolognesi, uno de los centros más concurridos de la ciudad, GATO subraya los ricos legados arquitectónicos de Lima, desde su urbanización original al estilo Haussmann hasta su actual proceso de regeneración y renovación. Al reconocer este pasado lleno de historia, el espacio mira firmemente hacia el futuro, abrazando y defendiendo las nuevas posibilidades e intersecciones que la posición inigualable de Perú como una de las capitales culturales de las Américas ofrece. GATO inaugurará su programación con la exposición colectiva Formas Aparte. La muestra reúne a un destacado grupo de artistas internacionales que exhiben en Perú por primera vez. Temáticamente, el proyecto elabora sobre un principio básico de la teoría arquitectónica: cualquier estructura construida se define tanto por sus atributos materiales (fundación, armadura, paredes, etc.) como por los espacios negativos o vacíos que estas definen, abarcan o rodean. De hecho, estos vacíos son parte integral de los complejos sistemas de ingeniería, donde cumplen con una gran cantidad de propósitos estructurales. El trabajo no visible de estos espacios negativos también puede adquirir una naturaleza simbólica, conmemorando las historias personales que pueden ser cubiertas o sobrepuestas, un resultado inevitable del “progreso” cuando se mapea sobre un eje lineal. Las obras de la exposición existen precisamente en esta intersección, destacando los muchos micro-dramas que animan nuestras interacciones diarias con arquitecturas aparentemente impersonales. Aquí, las estructuras construidas se reelaboran y se vuelven altamente personales: mapeadas con cuerpos situados, vistas desde perspectivas idiosincráticas, o llevadas a lo íntimo por el toque de la mano del artista. Muchas de las piezas expuestas utilizan materiales de construcción comunes o hacen referencia a técnicas o prácticas constructivas tradicionales, reuniendo fragmentos o escombros que hablan de un todo mayor. De esta manera, la idea de “levantamiento de sitio” se expande para incluir la comprensión del lugar por parte del artista, específicamente la ciudad de Lima misma, que informa este diálogo como una entidad viva en constante y poético cambio. Franklin Melendez TEXTO CURATORIAL Con el tiempo, la ciudad crece sobre sí misma; adquiere una conciencia y una memoria. En el transcurso de su construcción, sus temas originales persisten, pero al mismo tiempo los modifica y hace que estos temas de su propio desarrollo sean más específicos. Así, mientras Florencia es una ciudad real, su memoria y forma llegan a tener valores que también son muy verdaderos y representativos de otras experiencias. Al mismo tiempo, la universalidad de estas experiencias no es suficiente para explicar de forma precisa, el tipo de objeto que es Florencia. (Aldo Rossi, La Arquitectura de la Ciudad). En su influyente tratado de 1971 sobre el tema, el renombrado arquitecto y teórico de la arquitectura italiano Aldo Rossi planteó una manera radicalmente nueva de abordar, estudiar y, en última instancia, comprender el paisaje urbano contemporáneo. Una quimera tan vasta y desordenada no podía aprehender ni reducirse a sus numerosas elevaciones y esquemas, planos y materiales, cuadrículas y proyectos interminables; en resumen, una suma racional y euclidiana de tantas estructuras construidas. Este enfoque inevitablemente pasaría por alto el núcleo de la experiencia urbana: su textura, sus olores y sabores, la especificidad encarnada de recorrer sus calles y absorber, como en un momento proustiano, los numerosos estímulos imperceptibles e inconmensurables que, sin embargo, se combinan para definir una cualidad del espacio inconfundible: su locus. Como alternativa, Rossi propuso recalibrar los estudios urbanos para refocalizarlos a través de lo que él denominó "artefactos urbanos", que son “precisamente aquellos aspectos de la realidad que son más individuales, particulares, irregulares y también más interesantes". Como señala posteriormente, esta cualificación no es muy diferente de la experiencia del arte en su singularidad. Por esta misma razón, el marco teórico de Rossi podría ser un punto de entrada tan bueno como cualquier otro para abordar los objetos dispares reunidos para los propósitos de la exposición Formas Aparte. Estos abarcan una amplia variedad de medios, desde pintura y escultura hasta video, fotografía e instalaciones específicas para el lugar. Sin embargo, resulta menos convincente pensar en estas obras por su nomenclatura taxonómica y más en términos de las cualidades que emanan y las experiencias a las que aluden colectivamente. Porque estas formas pueden estar separadas, pero en su convergencia, hablan de una experiencia compartida: el acto de la existencia cotidiana en una metrópolis contemporánea vibrante. Esto se evidencia no solo en la superficie visual, sino en su esencia misma, mientras rearticulan los lenguajes materiales que conforman las texturas del paisaje urbano. Al recorrer la exposición, el espectador se encontrará con fragmentos de plomería, escombros de concreto, restos de pintura comercial, murales publicitarios distorsionados y planos arquitectónicos alucinógenos. Estos elementos atestiguan colectivamente los procesos continuos de destrucción y demolición, expropiación y rezonificación, especulación y obsolescencia; en resumen, todos los signos reconocibles de la dinámica urbana, un leviatán inquieto en constante cambio. No es sorprendente, quizás, que Rossi señala la ciudad sudamericana como tal vez el ejemplo más rico de artefacto urbano. Sus historias en conflicto, sus yuxtaposiciones inesperadas, sus habitantes inquietos en la encrucijada de tantos cambios tumultuosos y reconfiguraciones. También es la fuente de su belleza, que subrayamos aquí, mientras los artistas reunidos en esta exposición intentan mapear y comprender la textura de Lima desde la distancia, partiendo de este lugar específico y en este momento particular para lanzarse abiertamente hacia un camino hasta ahora desconocido. Franklin Melendez