Julia Taszycka

Los objetos descartados llevan inscripciones sociales. Cada fragmento, ya sea íntegro o diseccionado, contiene la huella de su vida pasada dentro de un sistema de fabricación, circulación y desecho. Se presentan como rastros materiales de trabajo alienado, revelando cuán descuidadamente se abandonan los objetos una vez que su extracción o función se ha agotado. Como consumidores, nos situamos a una distancia cómoda de estos procesos, aun cuando seguimos siendo parte de este ciclo incesante de producción industrial y desecho. Es a partir de estos residuos arquitectónicos que Julia Taszycka (n. 1992, Poznań, Polonia) construye sus composiciones, utilizando ready-mades dañados para exponer un archivo de un momento específico en el tiempo y la relación inestable entre valor económico y valor estético. En “all the work i didn’t make”, no hay manipulación de materiales; los objetos encontrados se presentan tal como fueron hallados, actuando como agentes visuales de la producción de mercancías en Lima entre poblaciones vulnerables. Entre Nueva York y Lima, las lógicas del desecho divergen con fuerza. En Nueva York, Taszycka abordó el residuo como un archivo vivo de transformación urbana y gentrificación, moldeado por una economía de compra y descarte, donde las personas desechan cosas en perfectas condiciones simplemente porque transportarlas resulta demasiado costoso. Se vuelve más barato comprar, y tirar. En Lima, los objetos descartados se convierten en el sostén económico de comunidades locales, sustentando un trabajo informal marcado por la marginación y los desequilibrios de poder. Aquello que consideramos basura ya tiene un dueño: dentro de economías autónomas y no reguladas, lo que se tira es lo que se recolecta, se diseca, se vende y se revende en largos ciclos de reutilización y revalorización. Traer estos objetos al espacio de la galería pone en primer plano los sistemas contrastantes que moldean su circulación, revelando las estructuras sociales, vulnerabilidades y fuerzas económicas impresas en sus vidas materiales. Las obras resisten la transformación estética, permitiendo que los propios residuos articulen los mundos de los que provienen, las manos que dependen de ellos y los sistemas que determinan su valor. ¿Cómo moldean nuestras propias posiciones dentro de estos sistemas las formas en que leemos, estetizamos u omitimos lo que ha sido desechado? Tarissa Revilla